Antibióticos e higiene han
permitido en el último siglo vencer a gran número de microbios perjudiciales
para la especie humana.
Sin embargo, actualmente,
las enfermedades infecciosas se propagan con mayor facilidad entre continentes
y aparecen sin cesar nuevos virus que plantean importantes retos a los
profesionales de la salud pública.
Eduardo Punset discute en
Redes con el epidemiólogo Ned Hayes, las características de las epidemias que
amenazan a nuestra especie y qué se está haciendo realmente para evitar el
contagio y prevenirlas.
Y en la Mirada de Elsa,
veremos otro tipo de contagio: el de las emociones, esencial para la supervivencia
de los animales sociales.
Las enfermedades infecciosas
más exóticas vuelven a estar en la conciencia de la gente.
Ned Hayes
Eduard Punset:
Ned, es un gran placer
tenerte con nosotros. Déjame empezar la conversación con algo que puede sonar
tonto, pero que me pregunto muy a menudo: las personas mueren por todo tipo de
causas: muerte natural, accidentes de tráfico, ataques al corazón, etc. Sin
embargo, si intentas averiguar qué preocupa más a la gente… resulta que son las
infecciones, un tipo de enfermedades no tan frecuentes, en realidad.
Ned Hayes:
Sí. Creo que tal vez se
deba, en parte, al miedo que nos inspira lo desconocido, porque las cosas que
no podemos ver, tocar ni controlar suelen asustarnos más, especialmente si son
un poco más inauditas que las que nos suceden día a día…
Eduard Punset:
Día a día…
Ned Hayes:
…sí. Todos tenían mucho más
presentes las enfermedades infecciosas hace unos años. Imagínate que pudiéramos
remontarnos a la época de la Peste Negra, por ejemplo: ahí probablemente era
una preocupación constante, porque se producían muchos casos, pero luego hubo
un período en el que se empezó a pensar que las enfermedades infecciosas ya no
eran tan importantes, puesto que había antibióticos para combatirlas, etcétera.
Sin embargo, ahora, con los viajes y el aumento demográfico, me parece que las
enfermedades más exóticas vuelven a estar en el candelero; todo el mundo las
tiene presentes y, como siguen siendo desconocidas y exóticas, provocan
bastante miedo.
Eduard Punset:
Tienes razón, en el sentido
de que todos los modelos informáticos apuntan a que el calentamiento del clima
de la Tierra está teniendo y tendrá consecuencias desconocidas. Tú te dedicas a
revisar los mapas meteorológicos y hablas, por ejemplo, de… bueno… de las olas
de calor que se aproximan… ¿pero qué se esconde tras todo esto? ¿Es por el
crecimiento demográfico, o por…?
Ned Hayes:
Bueno, en realidad no soy un
experto en cambio climático, sino que estudio las enfermedades transmitidas por
vectores, en las que la dinámica es bastante complicada. Sin duda el clima
(obviamente) influye en la transmisión de dichas enfermedades. No sería de
esperar que se transmitieran enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla
en pleno invierno, cuando apenas hay mosquitos en circulación. No obstante, las
formas en las que la temperatura y las precipitaciones aumentan la intensidad
de la transmisión de enfermedades a veces pueden ser bastante complicadas y
difíciles de predecir. Por ejemplo, sabemos que se produjeron epidemias de fiebre
amarilla en ciudades de Estados Unidos situadas tan al norte como Boston allá
por 1700, cuando, al parecer, las temperaturas eran más frías que en la
actualidad. Así que no solo es el cambio climático lo que influye…
Eduard Punset:
El clima.
Ned Hayes:
También se debe, en gran
medida, a los movimientos de personas, al comercio, los viajes y a los
diferentes efectos microclimáticos en la dinámica de la transmisión por
mosquitos.
Eduard Punset:
Creo que tienes una
estadística fantástica según la cual solamente conocemos el uno por ciento de
los virus que existen ahí afuera. ¡Solamente conocemos el 1 % de los virus
naturales!
Ned Hayes:
Es cierto: todavía nos queda
mucho por aprender, aunque hubo estudios fascinantes durante los primeros años
de la arbovirología, en especial los promovidos por la Rockefeller Foundation.
En aquella época, se dedicaron a buscar virus en las selvas de Latinoamérica. Y
se llevó a cabo un proyecto fascinante para definir virus que nadie había
descrito antes… algunos de estos virus cobraron luego importancia a escala
nacional o internacional. El virus del Nilo Occidental constituye un ejemplo de
un virus que se descubrió en Uganda hace muchísimos años, y que jamás se había
considerado un patógeno humano importante…
Eduard Punset:
Exacto.
Ned Hayes:
Pero, acabó afectando a
muchas personas en algunas zonas de África. También puede llegarse a una
situación en la que, de un modo meramente fortuito, un mosquito o un ave
lleguen a Nueva York en el momento justo, a la hora adecuada y con la
temperatura idónea para que surja una epidemia… Es realmente fascinante ver
cómo los virus circulan ahora mismo: puede ser un proceso muy rápido.
Eduard Punset:
¡Es increíble! Por ejemplo,
recuerdo que escribiste en algún lado que, cuando se producen inviernos cálidos
seguidos de veranos calurosos (lo cual ahora mismo es bastante frecuente) es
posible que la encefalitis se transmita más fácilmente que en otras
circunstancias.
Ned Hayes:
Sí…
Eduard Punset:
¿Cómo puede predecirse?
Ned Hayes:
En realidad, es muy difícil
predecirlo, pero hay expertos que trabajan muchísimo en este ámbito. Creo que
entendemos los conceptos más generales, pero seguimos sin captar bien los
detalles. Lo interesante, en mi opinión, sería intentar reunir suficiente
información para advertir a las personas sobre cuándo hay que adoptar
precauciones adicionales. Porque, por un lado, afortunadamente muchas de estas
enfermedades son relativamente infrecuentes, ¡pero pueden llegar a ser
devastadoras cuando se producen! Nuestra intención no es generar miedo hacia el
virus, sino que nos gustaría poder decirle a la gente: «mira, cuando suban las
temperaturas y vayas a pasar tiempo en el exterior haciendo barbacoas o jugando
a fútbol con tu hijo o lo que sea, protégete contra los insectos, no olvides
usar repelente en todo momento y asegúrate de evitar que por una picada de
mosquito se transmita el virus, porque nadie quiere ser una de las personas que
acaba sufriendo una enfermedad grave!».
Eduard Punset:
Por lo menos, hay algo que
sabemos gracias a tu investigación y es que, en gran medida, la enfermedad es
el resultado del entorno. En este sentido, hemos aprendido que la mayoría viene
de… ¿cómo lo llamabas? Zoo…
Ned Hayes:
Zoonosis, sí.
Eduard Punset:
Es decir, de animales como
murciélagos salvajes, cerdos o lo que sea.
Ned Hayes:
Sí, creo que es un aspecto
importante. ¡La dinámica de trasmisión de estas enfermedades es realmente
interesante! No solamente hay que entender un poco la biología de los animales,
sino también la de los mosquitos, las garrapatas y las pulgas que transmiten
dichos patógenos de un animal a otro animal o a un humano.
Eduard Punset:
¿Cómo llegaste a la
conclusión de que la amenaza más temible proviene de estas enfermedades transmitidas
por vectores de origen animal?
Ned Hayes:
No sé si es la más temible,
pero sin duda puede ser temible.
Eduard Punset:
Sí.
Ned Hayes:
Tenemos una larga historia
de enfermedades que vienen y van. Y algunas de ellas están resurgiendo ahora.
¿Sabes? Un gran problema para la salud pública es el dengue.
Eduard Punset:
El dengue.
Ned Hayes:
Ha habido un aumento notorio
de casos. Se trata de una enfermedad vírica transmitida por mosquitos de la
misma familia que la fiebre amarilla. De hecho, el mismo mosquito las transmite
ambas. Es una enfermedad fascinante, a diferencia del mosquito de la malaria,
que se cría en grandes zonas de agua abiertas, el mosquito de la fiebre
amarilla y el del dengue habita en pequeños contenedores cerca de las casas.
Esos mosquitos, por supuesto, se podrían erradicar si elimináramos todas las
zonas donde se crían y crecen: los neumáticos, los pequeños contenedores de
agua cerca de las casas... Pero, con el aumento demográfico y las dimensiones
de las grandes ciudades e muchas partes del mundo, es difícil lograrlo a gran
escala. Imagínate: incluso aquí en Catalunya tuvimos una infestación de
mosquito tigre, que también puede transmitir el dengue y la fiebre amarilla.
Creo que sería muy difícil para nosotros eliminar este mosquito, aunque
técnicamente tengamos la posibilidad de hacerlo: intentar poner en marcha la
rueda política y el interés del público en la iniciativa resulta difícil.
Eduard Punset:
Leí hace poco que una
desforestación del 4 % (¿sabes? Solamente del 4 %) daba lugar a un aumento de
la malaria de casi el 50 %. Por tanto, realmente, un pequeño factor, como la
desforestación, puede dar lugar a un gran aumento, a un aumento fantástico. ¿Cómo
se entiende eso?
Ned Hayes:
Bueno, es importante tener
en cuenta, creo, la repercusión que la actividad humana tiene sobre el entorno
y, por tanto, sobre la ecología de las enfermedades. Creo que debemos ir con
cuidado, intentar pensar antes de llevar a cabo un proyecto medioambiental
grande; plantearnos cuáles pueden ser las consecuencias en el ámbito de las
enfermedades, porque sin duda puede haberlas.
Eduard Punset:
Tal vez podamos ofrecerles a
los telespectadores algunas recomendaciones. Por ejemplo, las estrategias de
prevención: hay que percatarse de lo importantes que son.
Ned Hayes:
Desde la perspectiva
científica, la investigación de estas enfermedades resulta muy estimulante y
fascinante pero, al fin y al cabo, el motivo por el que las estudiamos y
trabajamos es porque intentamos instaurar políticas de prevención. A veces
requiere la ayuda de nuestros colegas de otras disciplinas como la economía, la
abogacía, las comunicaciones, para intentar descubrir cuál es la estrategia más
rentable y comunicársela al público para que la aplique. Probablemente es
bastante fácil convencer a la gente, por ejemplo, de que use repelentes contra
mosquitos cuando viaja, pongamos en un viaje corto a África; otra cosa es
lograr evitar las picaduras de mosquito entre los que viven en zonas endémicas
cuando, a efectos prácticos, no están ni económica ni logísticamente dispuestos
a usar repelentes cada día. Por tanto, son dos temas diferentes relacionados
con la prevención que hay que adaptar a cada población.
Eduard Punset:
Pero creo que no podemos
equivocarnos si le decimos a la gente que se fije en las políticas de
prevención, ¡porque todo tiene que ver con eso!
Ned Hayes:
¡Claro! Uno de los campos
más apasionantes es el desarrollo de vacunas, que también constituye una pieza
clave en la salud pública a la hora de lidiar con estas enfermedades.
Eduard Punset:
¡Eso es!
Ned Hayes:
La vacuna contra la fiebre
amarilla ha protegido a más de 500 millones de personas desde que empezó a
usarse. Así que estas cosas pueden ser muy útiles también.
Eduard Punset:
¿Cómo puede ser que tengamos
más problemas de enfermedades en lugares poco poblados, como ciertas partes de
África, que en Nueva York?
Ned Hayes:
Pues bien, es muy
interesante. Por supuesto, en las enfermedades de ciclo animal, el foco puede
estar en una zona sin mucha actividad humana. Un buen ejemplo sería la fiebre
amarilla, donde a menudo el foco entre mosquitos y monos se sitúa en la selva
tropical de América del Sur. Sin embargo, pongamos que una persona (suele ser
un talador de árboles) llega a la zona y tala un árbol, y los mosquitos pasan
del dosel arbóreo al suelo, donde pueden picarle. Luego esa persona infectada
se marcha y vuelve a su aldea, donde empieza el ciclo de transmisión del virus
entre mosquitos y seres humanos. Pero pongamos ahora que alguien de ese pueblo
viaje a una megaciudad como Sao Paulo, Guayaquil u otra de las grandes ciudades
con muchísima densidad de población y muchos mosquitos: ahí sí que hay riesgo
de que se desencadene una epidemia enorme y terrible. Por supuesto, nos
preocupa, y por eso intentamos garantizar que las vacunas se usen adecuadamente
y que haya en marcha estrategias de prevención por si sucediera algo así.
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